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Mostrando las entradas de enero, 2017

Imaginar mi casa

Mi casa tiene puertas altas porque entran sólo personas que se aman mucho a sí mismas. Ventanas enormes para que entre todito el sol, sin miedo. Y para ver a las estrellas jugando con la Luna. Muchos muebles están contagiados del color de cáscaras de bananas, como las sillas. En el baño hay un espejo muy grande para que la persona que se mire recuerde lo hermosa que es. La cocina se siente sin mirar, puedo jugar a llegar a la canela o a los clavos de olor, o hasta el anís estrellado. Mi cuarto es una estación de trenes. Van y vienen, y vuelven, infinitos amores intensos. Cortos pero muy intensos. Está prohibido no abrazar en mi cama, ahí hay dictadura de cariño pero al que no le guste (o mejor dicho no se anime) puede elegir no entrar y quedará para siempre con la intriga de saber los colores de mis sábanas. Y quién dice que tal vez, si te quedás dos noches seguidas a dormir, un duende se levante a las 3 AM a prepararte un desayuno y lo deje en la mesa de luz con tu nombre escrito....

Circulación del miedo, ahogado

   Suena la sirena y los delfines la sienten a cada segundo que pasa más cerca.    Y abre el paso con su larga cola y hace que los autos se tiren a un costado.    Y lleva sobre sus escamas una persona herida y con lo salado la hace arder.    Y en el fondo tocando los caracoles apaga el sonido y las luces verdes siguen girando.    Y le dice a la herida cerrada que se mantenga alerta y la sirena comienza a sonar más fuerte.    Y a nadar más rápido.