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Capítulo 6

El fuego del sol me quema adentro. Quise apagarlo a tiempo y no pude, En realidad no quise. Todos los veranos es igual: Un poco de dientes, un toque de azúcar, mucho calor, poco aire. Este verano el fuego del sol quemó fuerte pero ya soy experta en apagarlo y ahora aunque no quiera lo voy a hacer. Lo voy a extinguir y a llevarme las cenizas para recordarme cuando ya no esté acá, que puedo hacerlo. El sol me va a volver a quemar una y mil veces más porque así soy yo, como un combustible. Me voy y no sé a dónde, ni con quién, ni por qué, pero como un gusano voy dejando en el camino un rastro de kerosene, inflamable y transparente, para que el sol les arda, los queme y los haga cenizas a todos. Adiós momentáneo mundo cruel.  Ah, me olvidaba: a la mierda todas las personas que creen que Disney arruina la mente, ustedes tienen arruinado el corazón y eso les quita lo humano.

Capítulo 5: Raíces firmes, viento fuerte

Peor que adolecer la adolescencia es terminar de hacerlo. ¿Qué metas de las que me propuse logré? El miedo, el tiempo, la ambición y el derroche que me dejan estar. Un mes, dos meses, tres. Pasaron seis. Y no me fui, sigo acá. Pensé extrañar, por eso. ¿Y si no puedo sola? El trabajo consume tiempo de vida a los veintidós años. ¿Y si me acostumbré? ¿Y si me enfermo y estoy sola y no tengo quién me prepare un té? El trabajo te consume tiempo de vida a los veintidós años, renunciá. Si ahorrás llegás. No estoy chica para algunas cosas ni grande para otras, estoy en el medio. Trabajar, para mantenerme, mantenerme para vivir. Qué horror, sí, pero mejor si es en el lugar que prefiero. Peor que adolecer la adolescencia es terminar de hacerlo. Es mi fiesta y yo lloro si quiero. Diecisiete indivivuales conté. Ahora me parece mucho. Papá, traeme banquetas porque no van a entrar. Voy a necesitar dos pavas eléctricas, dos termos, muchos tés, mucha leche, mucho café, mucha comida.

Capítulo 4: Perdé la dignidad

Mi vida en stand-by. Ya no me importaba nada. Un domingo fui a visitar a un amigo a su lugar de trabajo, terminé yendo a cenar a la casa, me quedé hasta tarde, vimos una película, nos hicimos cosquillas, nos pegamos jugando, y pasó. Nunca entendí bien pero terminamos juntándonos algunas noches. Unas cuantas. Era raro, me gustaba, a la vez no, a la vez sí. No me importaba realmente. Pensé que había comenzado a gustarme, no sé por qué, en realidad nunca me gustó, seguro era porque me sentía sola. Un mediodía vuelvo de su casa y voy a almorzar a lo de mi mejor amiga, Maia. Charlando le conté que volvía de la casa de mi amigo, le dije que no me quería quedar con él. Abrí mi Facebook y veo que un chico que yo había agregado hace un tiempo atrás sin ninguna intención había publicado un video cantando un tema que me encanta. ¿Qué onda este pibe? Le pregunté a mi amiga, porque ella sabía quién era. Me dijo que lo conocía por la Iglesa (a mí sólo me gustaban las Iglesias si estaban prend

Capítulo 3: Un viaje de ida.

Dejé la escritura por un tiempo hasta que viajé a Buenos Aires. Voy a decir la verdad y sin miedos. Pablo: ésto se trata de vos.   Mi última noche en esa ciudad fue maravillosa, fuimos con mi primo a un teatro ciego a escuchar Tool en sonido holofónico. De ahí, tuvimos un asado en lo de Sarra, una amiga de él, es de Canadá y paraba en una pensión junto a otros extranjeros, de Francia, India, Venezuela, Colombia, y no recuerdo si algún país más. una casa antigüa hermosa, el asado era en la terraza, subo las hermosas escaleras infinitas de hierro, abro la puerta de la terraza y del lado de afuera al mismo tiempo abre la puerta él.  La puta madre, qué lindos ojos, qué lindo pelo, qué linda sonrisa, qué linda campera. Saludé a todos. Picamos algo, dejé de prestarle atención a él porque era demasiado lindo para mí, y se notaba muy compinche con la chica francesa, claramente yo estaba en offside. Me dediqué a pasar un lindo momento, compartir y aprender sobre nuevas culturas. Hablando

Capítulo 2

Puedo hablar mucho sobre mis obligaciones y planes para ser una persona responsable y madura pero todo ésto se desmorona en mí cuando el amor me nubla las metas. Pasé una pre-adolescencia bastante dolida porque siempre fui muy sensible, muy enamoradiza. Siempre estaba (estoy) enamorada de alguien, en secreto obviamente.  En ese entonces era la oveja negra del grupo (sigo siendo la negra del grupo pero me refiero a la chica menos agraciada de un grupo de amigas).  Siempre que me gustaba un chico, él iba detrás de alguna de mis amigas. Parecía como si alguien me quitara las posibilidades con alguien haciendo un siemple click como en los Sims.  Mi primer beso fue atrasado en comparación con mis amigas, obviamente eso ahora me parece una pavada, pero en ese entonces me afectaba.  En esa etapa estaba en busca de mi personalidad, una que claramente no tenía, o tal vez sí pero no sé en qué parte de mi cuerpo se encontraba. De un día a otro empecé clases de teatro y me cambié de

Capítulos 0-1

Si habremos adolecido tanto tiempo, que ya ni acordarnos queremos pero sabemos con toda claridad que las catástrofes hormonales nos dejaron recuerdos imborrables. "Ya tenés veintiún años, menos de un mes para los veintidós." ¿En qué momento dejé de tener dieciséis? Si hay algo que voy repetir en estos textos es que me encantaría volver al secundario. "El secundario" hace referencia a lo que todos sabemos de esa etapa: despreocupación, diversión, dormir, salir de joda, más despreocupación, dormir, salir de joda, ponerse en pedo y reírse, y reírse, y reírse. Jugar a ser grande, pensando que ser grande y tener independencia es lo mejor del universo (lo es).  Seguramente lo es, pero no ocultemos lo que se necesita para la independencia. A los diecinueve creí que adoraría ser chef, que podría cocinar infinidad de delicias dulces y bien decoradas. A los veinte cursé el segundo año de gastronomía y comencé a trabajar en ese rubro. A los veintiuno me di cuenta de qu

Capítulo -1

Ni ésto es una biografía, ni tampoco me acuerdo de cuando nací. Los dramas naturales, rutinarios e inevitables de una mujer que intenta dejar atrás la adolescencia. El egocentrismo de cualquier persona que se ama. El narcisismo de creer que mis historias pueden ser de interés popular.