Capítulo 5: Raíces firmes, viento fuerte

Peor que adolecer la adolescencia es terminar de hacerlo.
¿Qué metas de las que me propuse logré?
El miedo, el tiempo, la ambición y el derroche que me dejan estar.
Un mes, dos meses, tres. Pasaron seis.
Y no me fui, sigo acá. Pensé extrañar, por eso.
¿Y si no puedo sola?
El trabajo consume tiempo de vida a los veintidós años.
¿Y si me acostumbré?
¿Y si me enfermo y estoy sola y no tengo quién me prepare un té?
El trabajo te consume tiempo de vida a los veintidós años, renunciá.
Si ahorrás llegás.
No estoy chica para algunas cosas ni grande para otras, estoy en el medio.
Trabajar, para mantenerme, mantenerme para vivir. Qué horror, sí, pero mejor si es en el lugar que prefiero.

Peor que adolecer la adolescencia es terminar de hacerlo.
Es mi fiesta y yo lloro si quiero.
Diecisiete indivivuales conté. Ahora me parece mucho.
Papá, traeme banquetas porque no van a entrar.
Voy a necesitar dos pavas eléctricas, dos termos, muchos tés, mucha leche, mucho café, mucha comida.
Quiero aprovechar mi único momento de vida a la semana para hacer sentir felices a mis amigos, ese fue mi plan de cumpleaños desde hace más de dos años.
Porque uno es feliz cuando ve a las personas que más quiere felices.
Un mimo, algo calentito, una caricia al alma.
¿Alguna vez escuchaste el: a los amigos se los cuenta con los dedos de una mano?

Peor que adolecer la adolescencia es terminar de hacerlo.
Dejar el berrinche, dejar las mañas.
Aceptar que las personas en la calle pueden ser malas aunque no lo entiendas.
Aceptar que las personas en el trabajo pueden ser  malas aunque no lo entiendas.
Aceptar que las personas amigas pueden dañar aunque no lo entiendas.
Aceptar que la maldad existe. Aceptar aunque no lo entiendas.
Pero al menos, los amigos que tengo me llenaron el corazón esta tarde. Qué lindos sus abrazos.
Qué lindos verlos felices.
Si las personas en la calle son malas y no lo entendés, no importa, siempre hay al menos dos amigos de verdad.
Si las personas en el trabajo son malas y no lo entendés, no importa, seguro un familiar te va a abrazar.
Si la maldad existe y no lo lográs entender, no importa, porque también existe la bondad.
Crecer duele, acepar cuesta, lograrlo es un reto pero una vez conseguido no hay maldad irracional que pueda derrotarte. De ahora en adelante, proponete ser feliz sin condiciones.



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