Capítulo 3: Un viaje de ida.
Dejé la escritura por un tiempo hasta que viajé a Buenos Aires. Voy a decir la verdad y sin miedos. Pablo: ésto se trata de vos.
Mi última noche en esa ciudad fue maravillosa, fuimos con mi primo a un teatro ciego a escuchar Tool en sonido holofónico. De ahí, tuvimos un asado en lo de Sarra, una amiga de él, es de Canadá y paraba en una pensión junto a otros extranjeros, de Francia, India, Venezuela, Colombia, y no recuerdo si algún país más. una casa antigüa hermosa, el asado era en la terraza, subo las hermosas escaleras infinitas de hierro, abro la puerta de la terraza y del lado de afuera al mismo tiempo abre la puerta él.
La puta madre, qué lindos ojos, qué lindo pelo, qué linda sonrisa, qué linda campera.
Saludé a todos. Picamos algo, dejé de prestarle atención a él porque era demasiado lindo para mí, y se notaba muy compinche con la chica francesa, claramente yo estaba en offside. Me dediqué a pasar un lindo momento, compartir y aprender sobre nuevas culturas. Hablando de viajes en el grupo, con él coincidíamos en pensamientos. Al momento de comer la carne, los dos queríamos la jugosa.
Después del asado vino más gente, se armó la joda, empezamos a destapar birra tras birra.
Hablábamos en grupo, de a poco los del grupo se iban a hacer otras cosas de a uno, quedamos solos.
Debatíamos sobre política, yo era una troska y él un judío peronista. Nos deliramos mucho.
Fuimos a "discutir abajo" porque no había tanto ruido.
Discutimos tan pegados que me fui a su casa.
Sí, mi última noche, me fui sola con él a su casa, en una ciudad que no conocía, con un chico que apenas conocía. mi colectivo salía a las 10 am.
En esa noche me enamoré como hacía tiempo no lo hacía. Llegué justo a subirme al colectivo. Tenía resaca, y no había dormido. Me pasé todo el viaje pensando en él y en que no lo iba a volver a ver jamás y me había olvidado de que tenía su número agendado.
Le hablé en el viaje y así nos fuimos hablando hasta el día de hoy, muy poco, no pasó nada entre nosotros, Nunca va a pasar nada y sabiendo eso aún así él es una de las razones que me dan ganas de irme a vivir allá.
No por él particularmente, sino porque me dio esperanzas de que en esa ciudad podía encontrar más gente como él.
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