Suave Caricia De Pecado Moribundo Del Pasado.

Locura fue volver a sentirlo tan bien como las primeras veces.
Locura fue encontrarlo y volver a descubrirlo.
Su torso. Su perfecto y hermoso torso, era mío esa noche. Completa y absolutamente mío.
Me dejé envolver en sus brazos, me sentí una niña protegida. Sentí amor. Como el de antes. Como el primero, como el que pensé que nunca iba a volver a sentir.
Su cuerpo es tan perfecto como sus palabras en mi oído lo eran en ese momento. Como sus besos en mi cuello, a veces lentos, a veces rápidos. Como su lengua en mi espalda causando escalofríos.
Nos sentí uno.
Éramos uno.
Su manera de tocar mi cuerpo tan respetuosa y a la vez tan vulgar.
Sus gestos en la cara que eran tan explotados que parecían mentira.
Sus palabras fueron verdaderas esa noche. Esa noche las creí.
Me dejé llevar por su encantador encanto, me encantó.
Lo sentí cerca, conmigo. Estaba conmigo.
Suave caricia de pecado moribundo del pasado.
No pude decir que no. Fue todo tan momentáneo.
Sabía que estaba cometiendo un error, y uno de los grandes, pero me encantaba, lo disfrutaba, lo sentía vivo.
No me importó el mañana callado.
Ni la rápida despedida después de un trago temprano.
Viví el momento y estuvo bien. Me sentí bien. Me sentí hermosa. Y eso es lo único que me importa.
Amar no significa estar junto a alguien. Amar significa sentir todas las emociones posibles en un encuentro. Y que ese encuentro no quede en el olvido. Y que al recordarlo vuelvas a sentir lo ya sentido.
Comprendí lo que es amar y ser amado.
Va más allá de toda "forma de estar" impuesta por la sociedad.
Va más allá de las hermosas palabras, de los hermosos gestos.
Es el impulso que estalla desde adentro sin poder ser controlado. Dura lo que dura. No se puede cortar ni alargar. No tiene tiempo ni medida. Ni escalas ni planes. Ni tampoco es siempre igual.
Lo que sí sé con certeza es que nunca uno se olvida de ese momento en qué vivió su amor. Y al recordarlo no deja lágrimas en el camino, sino sonrisas tímidas y cachetes sonrojados, y también una brisa que genera un leve cosquilleo por la espalda, que termina en un gran y profundo suspiro.






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