Cangrejo
Saliendo estaba la loca. Saliendo de su caparazón. Aquel que la protegía de las grandes olas, y de los ataques de los predadores más audaces. Saliendo estaba, asomando de a poco muy despacio casi imperceptible por sus millones de micro-movimientos. Decidió relajar sus pinzas, bajar la guardia. Pensó en qué podría pasar si se quitara la capa dura y protectora que recubría todo su cuerpo. Dejó de pensarlo. Lo hizo. por primera vez en años, pensó que daba igual si un tiburón la devoraba, ya que si no sucedía eso, algún niño aburrido la encontraría deprimida en las orillas, y jugaría con ella en su castillo de arena, dejándola sin agua ni movimientos de escape. Haciendo que su coraza se debilitara de a poco y se resecara con el sol ardiente y penetrante. Dejando que sus pinzas se debiliten y caigan solas.
Pensó por último: "seré yo quien me destruya a mi misma. No permitiré que nadie más lo haga, y si para eso es necesario mostrar como soy por dentro, lo haré, todo con tal de evitar que los predadores u asesinos se acerquen. Antes, usaba mi caparazón como escudo para que nadie se avecine, ahora me uso a mi misma."
Vivió para ella.
Pensó por último: "seré yo quien me destruya a mi misma. No permitiré que nadie más lo haga, y si para eso es necesario mostrar como soy por dentro, lo haré, todo con tal de evitar que los predadores u asesinos se acerquen. Antes, usaba mi caparazón como escudo para que nadie se avecine, ahora me uso a mi misma."
Vivió para ella.
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