Sentidos

 No está parado sobre sus pies. Busca por todos lados. Busca por arriba, busca por abajo. Busca despacio, con la mirada detenida. Busca sin mirar. Toca. -Acá, sí acá...no, acá no.- Sigue. Baila un rato. Se abraza. -¿Necesito?- Adentro del cajón puede aparecer. O tal vez adentro del placard. En la heladera, entre la manteca y el queso rayado. Abajo de la alfombra de baño. En los pies. -Sí, abajo de mis pies, pero ¿En dónde están mis pies?- Arriba de una toma corriente. Y entre las manos, una sandía. La sangre sale de la toma, flota. Los pelos en el fuego. El fuego en las manos. Las manos en la mesa. La mesa abajo del mantel. El fuego en el mantel. La sangre en el fuego. El fuego flota. El sillón con sesenta cactus. -¡Ahí, ahí abajo!- -¿Acá? ¿En el sillón?- -¡Sí, abajo! Pero no tan abajo. ¡Con las manos no! ¡Con las manos no!-

Esperar a que algún defecto salga a la luz. ¿Cuánto tiempo es necesario para que eso ocurra? Pensaba que los defectos se notaban al igual que las virtudes, bien rápido. Es una pija no encontrarle el defecto. Y el echo de no encontrarlo me molesta muchísimo de verdad. Es la necesidad humana de acostumbrarse a tener algo lleno de defectos y después cuando encontrás algo opuesto es una completa mierda porque es lo que siempre quisiste pero lo odias al mismo tiempo. Que alguien me arregle el celular o me compre uno nuevo.

Que acusen. Que roben, más que los ladrones. Que salten. Que peguen, hasta a los más pobres. Que griten tu nombre y que todos se amontonen. Que cubran sus caras con muchos uniformes.  Qué asco me da. Qué asco me da. Estoy acostumbrada a dar más de lo que recibo. Me asusta el echo de saber que  alguien pueda y que alguien quiera  darme más de lo que yo estimo. No me hablen de la vida, Porque ésta es una sola. No quiero seguir más escuchando a tus cotorras, Hablar. Pero sí pudiera las haría, Volar. Qué asco me da. Que le pegues a tus hijos. Que te pienses que por ser violento te pueda crecer el pito. Que le robes a una vieja  y que por un par de limones, le vueles la cabeza. Que te arrastres por el piso, sin pedir permiso, sin un puto compromiso. Yo te aviso, Que así no es.  Te limpiarás el culo con papel de oro pero es tu mierda la que se va por el inodoro.

   Lo que usted tiene es una fermentación de la bacteria "Picosismuchitosisconronchisitosis" que es inducida a los humanos por medio de alienígenas que planean conquistar la Tierra. Éstos buscan a uno de cada seiscientos seres humanos que habitan el planeta. Ese uno de cada seiscientos es el elegido para probar la mutación de ésta bacteria. Se estima que los efectos colaterales harán su magia llegada la medianoche del día dieciséis de Febrero del año dos mil quince. Cuando ésto ocurra, los humanos que poseen la bacteria procederán a comer carne humana y buscar de manera desesperada sangre con extremos de glucosa, como efecto de la droga que se les inyectará luego de la medianoche.    Los cálculos nos pueden demostrar que para el día diecisiete de Febrero del mismo año, la raza humana estará casi extinguida gracias a éste proceso.    Una de las tantas medidas de seguridad es no salir al exterior, y asegurar con lo que la naturaleza les provea, cada entrada...

   Estaba en la calesita escondida. Siempre en el centro en donde nadie podía verme, escondida.  Hasta que vi con un ojo a la sortija. La hermosa sortija que aparece enfrente tuyo. La que todos quieren tener. Por la que todos pagan otra vuelta más para girar ahí arriba.    La vi un rato, pensando que deseaba mucho que sea mía. Pero también pensaba que era algo imposible de adquirir. Era perfecta.    Sin pensarlo me paré y me cambié de lugar, me paré en el borde de la calesita. Justo en esa delgada línea por donde podés caerte y rasparte. Me paré ahí siendo tan chiquita. Solamente alcé mi mano.    La tenía, lo había logrado. La sortija vino hacia mi y yo no había echo ningún esfuerzo más que hacerme ver por ella.    Eramos yo y la sortija.    La sortija y yo.    La felicidad era extrema. Tenía por fin lo que siempre quise, lo que todos querían. Tenía el poder en mis manos, lo tenía todo. Sentía tanta felici...

" Querido John: Hay tantas cosas que deseo decirte que no estoy segura de por donde empezar. ¿Debería comenzar por decirte que te quiero? ¿O que los días que pasado contigo han sido los más felicdes de mi vida? ¿O que en el poco tiempo que hace que te conozco he llegado a creer que estábamos destinados a encontrarnos? Podría decir todas esas cosas y todas serían verdad, pero mientras las vuelvo a leer, lo único que pienso es que me encantaría poder estar a tu lado ahora, acariciándote la mano y disfrutando con la imagen de tu sonrisa elusiva. En el futuro, sé que reviviré nuestros días juntos un millón de veces. Escucharé tu sonrisa, veré tu cara y sentiré tus brazos alrededor de mi cintura. Echaré de menos todo eso, más de lo que puedas llegar a imaginarte. Eres un caballero de los que ya casi no queda, John, y valoro muchísimo esa cualidad en tí. En todas las ocasiones que hemos estado juntos, nunca has insistido para que me acostara contigo, y, de verdad, no puedo expresarte lo...

A veces es mejor que las cosas sucedan sin pensar demasiado en qué pasará más tarde. O tal vez se trata de llegar a ese punto de auto-control en el que uno, a pesar de las consecuencias, sigue sin miedo sabiendo que todo va a estar bien. Las cosas están cambiando para todos y eso nos deja las cartas tiradas en la mesa. Ahora solamente hay que saber qué hacer con ellas y jugarlas de una manera correcta pero sin tanta estrategia. Hoy juego al azar. Que pase lo que tenga que pasar. Que venga lo que tenga que venir. Que me alegre lo que me tenga que alegrar y que me deprima lo que sea que pueda hacerlo. Hoy no me importa. La suerte está echada y no hay nada por hacer. A veces, las cartas juegan solas.