Está escondida en el sillón.

 No está parado sobre sus pies.
Busca por todos lados. Busca por arriba, busca por abajo.
Busca despacio, con la mirada detenida.
Busca sin mirar. Toca.
-Acá, sí acá...no, acá no.-
Sigue. Baila un rato. Se abraza.
-¿Necesito?-
Adentro del cajón puede aparecer. O tal vez adentro del placard.
En la heladera, entre la manteca y el queso rayado.
Abajo de la alfombra de baño.
En los pies.
-Sí, abajo de mis pies, pero ¿En dónde están mis pies?-
Arriba de una toma corriente. Y entre las manos, una sandía.
La sangre sale de la toma, flota.
Los pelos en el fuego. El fuego en las manos.
Las manos en la mesa. La mesa abajo del mantel.
El fuego en el mantel.
La sangre en el fuego.
El fuego flota.
El sillón con sesenta cactus.
-¡Ahí, ahí abajo!-
-¿Acá? ¿En el sillón?-
-¡Sí, abajo! Pero no tan abajo. ¡Con las manos no! ¡Con las manos no!-